En una reciente entrevista con la revista Forbes , Grant Petty de Blackmagic Design’s cuenta la historia del éxito y auge que tuvo la empresa con el inicio de la pandemia.
“Durante todo 2020 y la mitad de 2021, trabajé hasta las 2 am todos los días porque estaba escribiendo el código que dirige la empresa”, dice Grant Petty, director ejecutivo y fundador de Blackmagic Design.
El multimillonario de 53 años no está bromeando. Odia la subcontratación, por lo que literalmente escribe todos los programas SQL que ejecutan procesos internos para la empresa con sede en Melbourne (Australia) de 1500 empleados y 576 millones de dólares en ingresos. Cuando comenzó la pandemia, Blackmagic (que fabrica los 209 de sus propios productos) tuvo que compartir partes entre sus tres fábricas en Australia, Singapur e Indonesia. En lugar de contratar a alguien, o incluso delegar la tarea internamente, Petty reescribió el software de flujo de trabajo conectando las bases de datos de inventario.
“La gente ve como una debilidad que yo mismo escriba el código”, dice, argumentando que, por el contrario, Blackmagic evitó el callejón sin salida que encontraron muchas empresas al intentar reconfigurar sus cadenas de suministro durante el Covid porque confiaron en consultores y proveedores de software externos. . “Creo que tenemos un gran problema con la subcontratación en el mundo occidental”.
El reto y el bricolaje hacen de Blackmagic Design un proyecto revolucionario frente a los valores desorbitados de Hollywood. Su compañía de 21 años es mejor conocida por fabricar cámaras cinematográficas profesionales de bajo costo y otros equipos especializados que se utilizan en la producción de cine y televisión. Además, proporciona el software gratuito conocido como DaVinci Resolve, utilizado para la clasificación de colores, efectos especiales y edición de video y audio.
Los productos de Blackmagic están detrás de algunas películas de gran presupuesto nominadas al Oscar como Don’t Look Up y Spider-Man: No Way Home, pero sus principales clientes son YouTubers y cineastas independientes que cuidan su presupuesto. En los últimos años, este mercado se ha disparado a medida que los bloqueos han provocado un aumento en la demanda de equipos domésticos de calidad profesional.
Además de los consumidores tradicionales, escuelas y cadenas de televisión buscaron equipar el trabajo de sus empleados desde sus casas durante la pandemia.
Como resultado, los ingresos de Blackmagic casi se duplicaron al final de su año fiscal en junio de 2019 a $576 millones, y sus ganancias se multiplicaron por diez a $113 millones.
La historia de BlackMagic es paralela a la propia historia de Petty.
Petty creció en la pobreza en Australia después de que su padre, un ingeniero, se separara de su madre, una artista y enfermera, y la familia se mudara a una vivienda pública.
“Recuerdo que me dijeron que volviera al lugar de donde vengo”, dice Petty sobre sus años de escuela secundaria, cuando aprendió a programar por sí mismo en un Apple II. “Pero tenía una obsesión con la electrónica, por lo que estaba posicionado en la parte inferior de la clase social y pensaba, oye, nadie sabe sobre estas cosas”.
Después de obtener un certificado en electrónica de una escuela técnica en 1991, terminó trabajando en Singapur en una casa de posproducción de televisión donde mantenía el costoso equipo de A/V que su empleador alquilaba por $1,000 la hora.
“Me di cuenta de que el sistema de clases que vi en mi pueblo rural también sucedió en la industria de la televisión. No era realmente una industria creativa”, dice Petty, señalando lo prohibitivamente costoso y exclusivo que era el negocio. Decidido a construir equipos asequibles, inicialmente se centró en las tarjetas de captura que permitirían a los creadores de televisión y cineastas transferir videos a computadoras personales para editarlos, en lugar de usar máquinas a medida que cuestan cientos de miles de dólares.
En 2001, Petty y el ingeniero de software Clarke fundaron Blackmagic. Menos de dos años después, presentaron DeckLink, una tarjeta compatible con Mac de $995 que podía procesar video de alta definición sin comprimir. Su competidor más cercano cobraba alrededor de $ 10,000.
Y no se detuvieron allí. En 2009, Blackmagic compró los activos de Vinci Systems, un desarrollador de hardware y software de color con problemas financieros, y vendió su equipo a casas de posproducción de Hollywood a precios que oscilaban entre $350,000 y $850,000 por unidad. “Sentimos que podíamos convertirlo en un producto de software y llevarlo a la plataforma Mac donde las personas creativas podrían usarlo”, dice Petty. “Cuando persigues a las personas hambrientas y las vuelves más poderosas, te das cuenta de que lo fundamental que estás ofreciendo es la libertad”.
Un año después, cumplió su promesa. Compró un software (ahora llamado DaVinci Resolve) a un precio de solo $995. Después de otro año, hizo la versión de descarga gratuita.
“Los licenciantes de la nube son como los dueños de las favelas”, se refiere a los competidores Adobe y Avid. “Tienes que seguir comprándome y cuanto más leal seas, más te penalizarán. Es como si tu perro hiciera algo bueno y lo golpearas con un palo”.
Aunque el software de Blackmagic ahora tiene una versión gratuita que tiene casi todas las características del pago, convertir los editores de video profesionales usados
“La Alexa de Arri es una especie de estándar de oro, y hay un esnobismo general sobre ellos”, dice el director de fotografía John Brawley del set de Miami de Bad Monkey, una serie de Apple TV+ protagonizada por Vince Vaughn. Brawley está rodando con una Arri Alexa Mini LF, que cuesta 60.000 dólares, junto con la cámara 12K más cara de Blackmagic, que cuesta 6.000 dólares. “Llevaba [cámaras Blackmagic] y a menudo había quejas y giros del personal. Pero al final del programa, la mitad de ellos están comprando sus propias cámaras. Blackmagic me da el 90 % de una Alexa por el 10 % del precio”.
El ahorro de costes es una gran ventaja, ya que los cineastas utilizan cada vez más los efectos visuales en sus películas. Escuche a Sam Nicholson, un supervisor de efectos visuales ganador de un Emmy conocido por su trabajo en The Walking Dead , ER y Star Trek. Su compañía, Stargate Studios, está usando cámaras Blackmagic para filmar decorados en el océano para la comedia de piratas Our Flag Means Death de HBO Max, protagonizada por Rhys Darby y Taika Waititi.
“Si va a colocar nueve cámaras en una plataforma, debe tener al menos diez cámaras en el sitio. Si esas cámaras son Alexas, estás hablando de $500,000. El estudio no pagará”, dice Nicholson, señalando que las escenas del océano turquesa de Our Flag se filmaron en Puerto Rico, se corrigieron los colores en el set con el software DaVinci Resolve y se transmitieron en una resolución de 20k en una pantalla LED. 160 pies de ancho alrededor de los actores mientras filmando en un estudio en Burbank, California.
“¿Cómo se virtualiza efectivamente la realidad?” él pide. “Se necesitan muchas cámaras y muchos datos. Blackmagic y todo su ecosistema resuelve muchos de estos problemas”.
Por Matt Schifri
